¡Sensacional! Bernal, un triunfo con sangre, sudor y lágrimas

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El colombiano ya ganó el Tour de Francia en el 2019.

Inmenso! ¡Sensacional! ¡Fantástico! Se quedan cortos los adjetivos, tras la gran demostración de Egan Bernal, quien este domingo obtuvo el título del Giro de Italia 2021, después del tramo contrarreloj de 30 kilómetros, ganado por Filippo Ganna, que pinchó en el final. 

Bernal parece estar encaminado a ser una leyenda. Ya ganó el Tour de Francia y ahora el Giro, se convirtió en el primer ciclista colombiano en conseguir el título de las dos carreras por etapas más importantes del mundo.

En el podio, en Milán, escuchó el himno nacional. Sus ojos se movían para todos los lados. Dijo que si bien estaba tranquilo, por dentro estaba que estallaba. No era para menos.

Luego de un año, 10 meses y dos días volvió a subirse al podio de una grande al imponerse la camiseta de campeón, tras ganar el Tour de Francia el 28 de julio del 2019.

Es inevitable no emocionarse, hay un nudo en la garganta que no ha desaparecido desde que el corredor del Ineos cruzó la línea de meta levantando los brazos en señal de victoria.

Y lo hizo a punta de ganas, sudor y hasta lágrimas, porque el pasado 16 de mayo, en la meta de Campo Felice, lloró cuando supo que era el nuevo portador de la camiseta rosada, minutos después de haber logrado su primera victoria de etapa de una carrera grande.

El hijo de Zipaquirá labró su destino. Empujó con todo, aceleró en las dos primeras semanas, sacó la diferencia y en la tercera parte de la competencia se dedicó a defender la distancia.

Obtuvo dos triunfos parciales, el ya señalado y en Cortina d’Ampezo, el 24 de mayo, día memorable, de frío, lluvia, nieve, piso mojado, jornada para nunca olvidar por el ataque fulminante en la montaña y el difícil descenso hacia la meta. De esas gestas que son normales ver en el Giro.

No hay duda, Egan fue el mejor, el más regular, el que fue más al ataque durante los 3.450 kilómetros de recorrido, tres semanas de ciclismo puro, sufrimiento y pedalazos en busca de la gloria.

Atrás quedaron las 21 etapas, de ellas siete con llegadas en alto, y las dos cronos, los 38 kilómetros al reloj que, como se pensó desde el arranque, no definieron nada, porque, como siempre sucede en el Giro, la montaña dicta sentencia.

Ineos corrió con mucha inteligencia. Gastó la mayoría de su munición en las dos primeras partes del Giro, con un Egan inmenso, atacante, volcado a la ofensiva, a veces hasta exagerando en el ritmo, pero eso le sirvió para machacar a sus rivales, quienes solo sacaron la cabeza en la semana final para tratar de ponerlo contra la pared, pero a esta altura de la carrera todo estaba controlado y Bernal tenía el título en el bolsillo.

Simon Yates fue el que lo puso en aprietos, pero se le acabó la gasolina y lo acompañó este domingo en el podio, un tercer lugar que parece un premio de consolación para el británico que, una vez más, intentó ir por el título y no pudo.

El segundo fue un Damiano Caruso que con su podio está más que satisfecho. Se vio en un buen momento, tras el abandono de su líder, Mikel Landa, por fractura de clavícula, y supo dosificar las fuerzas para que le alcanzara el tanque hasta el final.

Texto y foto: El Tiempo.com