Desde Qatar2022 / Por: Oscar Castillo Baquero
La aventura inició el sábado 19 de noviembre. Nos despedimos de nuestra familia y amigos en Acacías y partimos hacía Bogotá donde pernoctaríamos evitando que viajar en la madrugada podría traer inconvenientes por los cierres imprevistos en la vía Villavicencio – Bogotá. El mismo día de inauguración del mundial, el vuelo, de la compañía DELTA, partió a las nueve de la mañana de El Dorado rumbo a Atlanta, EE.UU., nuestra primera escala. Afortunadamente, en el año 2016, habíamos tramitado la Visa americana para asistir a la Copa América Centenario y tiene vigencia de 10 años. Dicen que en años anteriores el aeropuerto de Atlanta era el más importante del mundo, por la cantidad de vuelos diarios con rutas y escalas de conexión. Hoy no lo es pero igual se ven cientos de vuelos partir y llegar. Sin novedad en Inmigración. Solo tránsito y espera de tres horas. Nos había recomendado el periodista Jair Moná, freelancer, que también está en el mundial, que hiciéramos el check-in previamente para saber a qué estación del aeropuerto debíamos enrutarnos para el segundo vuelo. Nada de comidas, que como siempre, son caras en los aeropuertos, afortunadamente, en el vuelo degustamos almuerzo.
Partimos de Atlanta, la segunda escala sería en Madrid, la capital española. Vuelo de seis horas y llegada al aeropuerto de Barajas. Más comida en el avión y aquí les cuento el ‘cacharro’ del dinero. Previamente, Juan Antonio Sánchez, nuestro compañero de aventura mundialista, del que les hablaré más adelante, nos había dicho que para Qatar trajeramos dólares. Eso hicimos en el Dorado. A 5 mil pesos cada dólar. 200 dólares en el bolsillo. Pues bien, quisimos comprar una gaseosa y una barra o pistola, como llaman los españoles al pan pero ocurrió que en las tres partes que preguntamos no reciben dólares, solo EUROS y no los llevaba. La otra opción de pagar era con tarjetas pero resulta que las habíamos habilitado previamente, en el banco, en Colombia, para uso solo en Qatar. Así que tocó aguantar las ganas y esperar el siguiente vuelo.
Con el cambio de rotación de la tierra el vuelo de Madrid, con destino a Estambul, Turquía, en otra aerolínea, Turquins Airlines, salió a las seis de la tarde del lunes 21. Así que tras cinco horas estaba a las cinco de la mañana del martes 22. Comida en el avión y esperar la tercera escala que partió de Estambul, el martes 22, a las nueve de la mañana para llegar al destino final: Doha, a las dos de la tarde. Más comida en el avión. Tres días en avión sin gastar un peso. Destino final sin contratiempos, sin gastar un peso en comidas, con tres escalas y los pies sobre la tierra qatarí, cumpliendo un sueño más que se gestó desde el momento en que la selección Colombia dirigida, en ese entonces, por el portugués Carlos Queiroz, inició la eliminatoria mundialista para este mundial. No vino Colombia pero si lo hicieron nuestros sueños convertidos en realidades. Por lado y lado de las ventanillas, en el aeropuerto, se registraba en los aviones la marca Qatar, la misma que es famosa en la camiseta de varios equipos de fútbol en el mundo.
Nuestra aventura mundialista inicia en el aeropuerto de Qatar. Lo contamos en la tercera crónica.
