Gonzalo y el Madrid revientan el muro de la Juventus a golpe de cabezazo

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Es un torneo importante, hay que trabajar los partidos. El Real Madrid sabía que en Miami no se iba a encontrar un camino de rosas, porque la Juventus, aunque no pase la mejor época de su historia, no deja de ser la Juventus. Desde muy pronto en el partido se encontró con las dificultades que había propuesto Tudor: una defensa baja, mucha atención a la marca y, de vez en cuando, una contra como un zarpazo. Y así estuvo hasta la segunda mitad, en la que encontró el camino para entrar en los cuartos de final del Mundial de Clubes FIFA.

Xabi Alonso había sacado al campo una formación que, en el equipo blanco, suena casi a contracultural. El Madrid no está acostumbrado a jugar con tres centrales, pero al vasco le gusta ese dibujo, y por eso decidió meter a Tchouameni en esa zona, junto a Rudiger y Huijsen. La idea era abrir mucho el campo con los carrileros y que Vinicius se dejase caer en zonas más centrales.

No terminó de funcionar, la Juve defendía cómoda en la primera mitad, el ritmo del Madrid no era suficiente para desbordarles e incluso encontraron algunas opciones de salir a la contra, como una de Kolo Muani a pase de Yildiz que bien pudo suponer el primer gol del partido y ponerle las cosas muy difíciles a los de Xabi Alonso.

La cosa empezó a cambiar en el parón para refrigerarse de la primera parte. Lo hizo primero desde la pizarra. Alonso se dio cuenta de que necesitaba dar algún que otro paso adelante y para dar esa orden adelantó la posición de Tchouameni y liberó un poco a Valverde y a Guler. Durante unos minutos, antes del descanso, los blancos digirieron el nuevo orden y empezaron, tímidamente, a encontrar puertas en la muralla

Pero el cambio real llegó un poco más tarde, en el descanso. Cuando el Madrid entró llevaban las mismas camisetas de la primera mitad, pero el espíritu no era el mismo. Habían saltado al campo con fuego en el cuerpo y un diagnóstico desde el banquillo: atacar, atacar y atacar.

Valverde y Bellingham empezaron a cargar el área, Vinicius desafiaba a su par en la banda. Los mismos jugadores que en la primera mitad, pero con un poco más de colmillo. Poco a poco Di Gregorio, el portero de la Juventus, fue tomando protagonismo. Y eso es la principal prueba de que las cosas se están poniendo negras para un equipo.

Como un boxeador en un buen momento, el Madrid encadenó dos o tres jugadas con remate y parada. La sensación en Miami era que estaba al caer el tanto y todos los que así pensaban no se equivocaban.

En otra buena jugada, una triangulación, el balón llegó a la pierna derecha de Trent Alexander-Arnold. No es un secreto que su relación con el balón, el tacto, es una de las mejores cualidades del inglés, así que miró al área, encontró un objetivo y ahí puso la bola.