Mi Crónica Mundial / Juan dejó el celular en el Metro, lo perdió o no?

0
262

Mundial Qatar2022 / por: Oscar Castillo Baquero para el Periódico Nuevo Milenio

Compartido en el portal Metadeportes.com

La rutina diaria en este mundial con mi çompañero Juan Antonio Sánchez ha sido la de salir en las mañanas después que doña Alexandra, la mujer de la casa donde estamos alojados, nos ofrece un desayuno donde no faltan carne o huevos con arepa y café en leche.

Partimos del barrio Ezdan Oasis, caminamos cuatro cuadras hasta una estación de bus. Aquí paran, como las ciudades organizadas, en los sitios establecidos y no en cada esquina como sucede por ejemplo en Acacías con las busetas donde el usuario le dice al chófer donde debe parar para bajarse. El bus en estos sectores funcionan como los alimentadores de servicio de Transmilenio en Bogotá. En Qatar se debe tener una tarjeta registrada. En nuestro caso podemos subirnos marcando con el celular en un lector, que tenemos la tarjeta HAYYA ( la visa qatarí). Vamos hasta la primera estación del metro llamada como la municipalidad,WAKRA. Partimos hasta la estación Library University desde donde accedemos al gran complejo donde está ubicado el QCCN, Centro de Medios, donde acuden cientos de periodistas de todo el mundo a preparar o enviar material periodístico a sus abonados o medios,para los que trabajan, de todo lo que ocurre en este mundial de fútbol. En metro se viaja con tarjeta recargada. Cada pasaje vale 2 riales qataries ( 2.600 pesos colombianos).

El Metro de Doha es un sistema de tránsito rápido en Doha, la capital de Qatar, que entró en funcionamiento el 8 de mayo de 2019. Cuenta con tres líneas con una longitud total aproximada de 76 km y 37 estaciones según Wikipedia. Mueve aproximadamente 600 mil pasajeros por día.

Ocurrió que en una de esas rutinas, pero no de ida, sino de regreso, después de ver el último partido de la jornada, que termina a las doce de la noche ( inicia a las 10:00) hora de Qatar le pasó el primer susto del mundial a Juan Antonio, acreditado como fotógrafo para el periódico El Colombiano, de Medellín ( en la foto de esta crónica de camiseta color rojo, sentado en el Metro) La rutina es salir del estadio, llegar hasta el parqueadero habilitado para la prensa, tomar un bus de la organización, que nos lleva hasta el Centro de Medios y de allí, a la estación Library, tomar la ruta hasta Wakra. Lo hicimos y lo decidió así Juan porque en los primeros días cuando nosotros no habíamos llegado aún a Doha, tomó el Metro del estadio y demoró como dos horas para hacerlo. Claro, a esa hora, salían también del estadio, en promedio, los 40 mil aficionados del partido de su selección. La ruta alterna que tomamos ahora nos ahorra esas dos horas y la congestión del Metro. En la estación Library el metro está liviano de pasajeros.

Precisamente, cuando llegamos a la estación Wakra, Juan, sentado en uno de los vagones, decidió abrir su pesado maletín donde trae las cámaras de fotografía para guardar la escarapela de acreditación y el chaleco dado por la FIFA a los fotógrafos para estar en la gramilla externa del campo de fútbol desde donde hacen sus miles de placas que son vistas en el mundo hablando del partido entre las 32 selecciones que iniciaron la primera ronda del mundial.

Llegamos a la estación, se abren las compuertas eléctricas, son 30 segundos y se cierran. Salimos y Juan reaccionó: su celular no estaba en el bolsillo del pantalón donde acostumbra a llevarlo. Rápidamente ingresó al vagón, corrió a otro y se prendió la señal de pito y luz naranja que avisa que se va a cerrar. Juan salió y quedó amarillo. Su celular se había quedado en la silla donde viajaba. Yo no podía hacer llamada desde la Simcard de mi teléfono porque no tiene datos y solo funciona con wifi. Comenzamos a pedir información con los uniformados voluntarios que tiene el gobierno y la organización del mundial para ayudar a los turistas del mundial. Llegamos a una oficina del metro y las dos funcionarias que amablemente atendieron a Juan trataban de entender lo que les decía. En un momento de esos aparecieron dos mexicanos y Juan aprovechó, que hablaban muy bien el inglés, para que ayudaran a explicar la situación a las diligentes funcionarias del metro. Es increíble ver a los mexicanos – talvez por su cercanía a Estados Unidos – hablando su reconocido acento mexicano y el inglés bien fluido. Ellos ayudaron a hacer la llamada al teléfono de Juan y con la funcionaria del metro se estableció que el celular estaba encendido y que un ciudadano, talvez qatarí o europeo, lo había visto, guardado y dejado tres estaciones más adelante, precisamente, en otro punto de información del metro. Muy seguramente, en Colombia, casi con seguridad, ese teléfono, como suele ocurrir, lo hubiesen apagado, botado la Simcard y Juan en crisis en pleno mundial. En el celular guarda sus contactos, tiene habilitado servicios bancarios, correos, fotografías de su trabajo. Hubiese quedado con las manos entre las piernas. Salió de una a buscar esa estación, nosotros lo esperamos en Wakra, demoró casi una hora en regresar, le tocó demostrar que era su teléfono, fue fácil probarlo por estar activada su huella digital, llenar formularios ante el Metro y regresó para ir a casa. Esa noche no comimos pero Juan pudo conciliar el sueño y el cansancio del día de mundial pues pasó uno de los sustos de su vida, en pleno mundial, pero no perdió su celular. A dormir porque al día siguiente la rutina del mundial continúa.