Qatar2022 / Por Oscar Castillo Baquero, enviado especial del Periódico Nuevo Milenio de Colombia
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Juan Antonio Sánchez, fotógrafo de El Colombiano de Medellín, mi escudero y fiel compañero en este mundial – ya le tocará su crónica – nos había dado instrucciones de cómo abordar la salida del aeropuerto a nuestra llegada a Doha. Podría, eventualmente, él venir a recogernos, pero ese martes 22 de noviembre estaba en el estadio. Así que procedimos a las instrucciones: ir al cubículo de información para solicitar ruta del tren, buscar, con unos voluntarios del mundial, Información sobre la ubicación del Centro de Medios de la FIFA a donde debía ir a registrarnos y recibir la acreditación oficial de prensa. Aquí vino el primer enredo: nadie entendía nuestra lengua del español y aunque tomamos bien el tren, que sale desde el aeropuerto, fuimos a parar a la Zona Centro pero donde venden los tiquetes de entradas para los partidos a los aficionados. Queda en el centro de Doha y quedamos de una maravillados con esos tres o cuatro imponentes edificios que las imágenes nos muestran sobre Doha.
Nos estaba cogiendo la tarde porque debíamos recoger la acreditación e inmediatamente ponernos en lista de espera para que nos aprobaran el ingreso esa noche al partido Francia – Australia. Si lo aprueban, te envían mensaje al correo registrado. Total, después de casi una hora de buscar y preguntar nos dieron alternativa que desde el parqueadero del sitio donde me encontraba salía bus, del servicio del mundial, al Media Centre, o centro de medios, a donde finalmente llegamos e hicimos el proceso recibiendo la bendita y apetecida credencial que desean tener miles de periodistas para vivir un mundial de fútbol.
Otra mala noticia: tocaba ir a otro centro de la organización del mundial para hacer el proceso de lista de espera para lo que les contamos de poder ver el partido. Cuando ya eran casi las ocho de la noche recibí la información que hasta dos horas antes del partido podría llegar el mensaje de si se había aprobado o no el ingreso al partido. Se perdió esta primera vez esa opción.
Había olvidado una recomendación de Juan Antonio: solicitar una Simcard aquí en Qatar, que la dan gratis, por 2 o 3 días , para activar el teléfono y poder comunicarnos. Juan no sabía nada desde mi llegada. Como teníamos información en qué estadio jugaban Francia – Australia decidimos ir y buscar información para ubicar a Juan.
En el centro de medios tomamos un bus de la organización que nos llevó al estadio. Transporte gratis en bis pero toca identificarse y pasa por el lector la tarjeta HAYYA Visa de las que les hemos hablado. Por supuesto que no nos dejaron ingresar porque a pesar de tener ya la acreditación no teníamos el ticket para ese partido. En uno de los stand logramos que una niña de información nos facilitara datos para activar WhatsApp y enviarle mensaje a nuestro amigo Juan Antonio. Él ya estaba trabajando pero me dio indicación de tomar el metro e ir a la estación llamada Wakra, la última en la línea roja, y la más cerca al barrio Esdan Oasis, donde vamos a estar alojados durante el mes del mundial. En la siguiente crónica les contamos donde estamos viviendo.
Llegamos a la estación Wakra donde quedamos de vernos con Juan después de que terminara el partido. Allí encontré un Stand,de la empresa VODAFONE, donde adquirí la Simcard que tenemos activada. Dos días de datos gratis y después a recargar. Pues ya llevamos una semana y no lo hemos hecho. Por qué? Aquí, al contrario de nuestra amada Colombia, donde le venden un plan de datos de seis mil pesos en adelante, aquí el más barato, por siete días, te cuesta 20 dólares. Si, 100 mil pesos colombianos por siete días de datos. Se quedarán esperando porque no lo vamos a adquirir. La señora Alejandra, anfitriona de la casa, nos dice que aquí en Qatar, el servicio de internet es muy caro. Así que solo nos estamos conectando por el WiFi del mundial en los estadios, en los buses que nos transportan entre los estadios y en el apartamento donde estamos alojados.
Total, buscamos información de un restaurante cerca y siendo las once de la noche degustamos la primera comida en Qatar. Uno, manejado por un marroquí, hay más de un millón de extranjeros e inmigrantes. Menú: chicken ( pollo) papa a la francesa y una gaseosa en lata: 25 reales qataries, 30 mil pesos. 4 presas, papa, ensalada y salsas. Nada mal para los precios que íbamos a encontrar después. Mi amigo Juan Antonio me pidió el favor que le pidiera lo mismo. 60 mil pesos. Con eso se hace mercado para tres días en nuestra tierra. Y a estrenar la tarjeta VISA habilitada porque aquí tampoco reciben dólares. Es más, esos 200 dólares, cambiados en Bogotá, duraron ocho días en la billetera hasta que tocó ir a una casa cambiaria. Rico el pollo a la Broaster y al rato la primera foto feliz. Reencuentro con nuestro amigo de aventura, quién también devoró el pollo. Salimos a tomar el bus que nos llevaría al apartamento. Ese servicio de bus del metro a los barrios es como el servicio del alimentador de Transmilenio en Bogotá. Los ciudadanos de Qatar deben tener activa una tarjeta para viajar. Nosotros viajaremos gratis siempre pero hay que pasar por el lector del bus la Visa HAYYA que nos aprobó el gobierno qatari. Creo que les mencionamos ya que el servicio de metro durante el mundial es gratis para todos. Normalmente el pasaje vale dos QR ( reales qataries ). Hay tres líneas del metro, con dos estaciones que interconectan líneas y rutas. Es el más moderno tren en el que nos hemos desplazado desde cuando hace 10 años estamos viajando por el mundo. Construido especialmente para el mundial de fútbol.
Dos cosas finales: aquí se ven contadas con los dedos de las manos las motos. Las usan los del servicio de domicilios y una que otra de policías de tránsito. Aquí, en amplias, modernas y limpias autopistas, como nuevas, la gente se desplaza es en vehículos. Los buses y busetas son eléctricos.
Llegamos a nuestro hogar ya después de la medianoche y a estrenar cómoda cama. Ducha y a dormir. Los colombianos que nos arrendaron el apartamento, por supuesto, estaban durmiendo. Los saludaremos en la mañana del miércoles 23.
Bendecido y agradecido con el Todopoderoso y con la vida por poder vivir esta nueva experiencia.