#InMemoriam / María del Carmen Acevedo

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La gran matrona acacireña falleció en la mañana del viernes 14 de abril. Su vida transcurrió en total calma en su residencia del barrio el Jardín. Solo enfermó en los últimos días.

Natural de Zapatoca (Santander) estuvo casada con don Alejandro Granados (Q.e.p.d.) de cuya unión son sus hijos: Alejandro, Mary Luz, Orlando, Camilo, Jorge Hernando (Q.e.p.d.), Jaime Esteban, José David (Q.e p.d.) , Martha Lucía.

Velación: Sala los Olivos

Sus exequias se cumplirán el domingo 16 de abril, a la una (1) de la tarde, en la Iglesia Divino Niño del barrio el Jardín.

Compartimos el texto de Jorge Rey Baquero:

“ADIÓS A OTRO BASTIÓN DE LAS MATRONAS
MARÍA DEL CARMEN ACEVEDO

Era un orgullo salir a la calle con honor y reverencia saludar a esas abuelas con el título bien ganado de MATRONAS, que se hicieron merecedoras del respeto y la admiración de los habitantes de la ciudad. Fueron baluarte de sus esposos, criaron sus hijos con abnegación, bien educados y bajo el buen ejemplo les dieron formación para convertirlos en hombres útiles a la sociedad , siempre con garbo y entereza nunca dejaban ver la tristeza, si lloraban lo hacían en silencio, fuertes como los robles no las vencía pequeños dolores, así eran las matronas las que van dejando todo un legado un gran vacío y una Añoranza de su ausencia.

Un ruego al gran Señor: por favor no se las lleve y no se vayan, cuanto necesita el mundo las matronas para que formen, guíen y orienten a hijos y nietos, ejes fundamentales de la familias.

Doña María del Carmen Acevedo descansa en paz, en el cielo hay gloria y jolgorio para recibir su alma, están todas las matronas que han partido adelante en su gran recibimiento en los jardines de la eternidad

A mis amigos, hijos , nietos y familia
Mi saludo y abrazo de condolencias. Dios les conceda fortaleza para este duro momento, pero la satisfacción de haber disfrutado de una gran madre , abuela y bisabuela. Una matrona que no necesito de títulos, ni galardones todos se los concedió la vida, deben regocijarse en su partida.*